La Tamborrada: ¿mito o realidad?
Cada 20 de enero Donostia se viste de gala para celebrar el día de su patrón y disfrutar con las famosas Tamborradas. ¿Dé dónde viene esta tradición? ¿Qué hay de cierto en la leyenda? Si quieres descubrir todas las respuestas, te recomendamos que no te pierdas nuestra entrada de hoy.
El origen de la Tamborrada
Más de 100 compañías vestidas con trajes napoleónicos, decenas de tambores y barriles llenan de ritmo y alegría este día, acompañados además por una banda de música que toca las melodías de Sarriegui y abanderados y cantineras que no paran de bailar. Este año será un poco diferente, pero lo disfrutaremos de igual manera.
Un espectáculo único que sin embargo no parece tener un origen muy claro. La versión más aceptada a nivel popular cuenta que esta tradición comenzó durante la ocupación napoleónica (1808 – 1813). La ciudad estaba asediada por las tropas francesas y las mujeres que recogían el agua se burlaban del sonido de los tambores militares.
Aunque esta versión está muy extendida y cronistas como Javier Sada la incluyen en su obra, casi todos coinciden en que el origen de la Tamborrada es mucho menos épico. En este sentido, la tradición nacería en el seno de la burguesía del siglo XIX, que estaba ansiosa por crear una nueva fiesta de invierno que sucediera a la Navidad.
¿Qué dice la historia?
Como hemos comentado, aunque popularmente existe la creencia de que la Tamborrada tiene su origen en las bromas del pueblo contra las tropas de ocupación, la historia parece decirnos algo totalmente distinto.
La situación de las tropas francesas en San Sebastián era bastante complicada, ya que el continuo empuje de la población estaba desbaratando los planes de Napoleón. Y los mandos franceses no se destacaban precisamente por su sentido del humor, así que es poco probable que no hubieran hecho nada ante esta parodia.
De hecho, si echamos un vistazo a las crónicas de la época, descubrimos que los franceses tomaban terribles represalias contra todo aquel que se atreviera a desafiarlos. Y el trato dado a los prisioneros era sencillamente inhumano, ya que se vulneraban todos los derechos de los prisioneros de guerra.
Para los oficiales galos, los regimientos de voluntarios de Donostia eran considerados brigands, es decir, salteadores de caminos a los que había que ahorcar como simples delincuentes. Por lo tanto, resulta complicado que en este ambiente a alguien le diera por burlarse de los tambores y que no hubiera represalias por ello.
Un día para divertirse
Sea cual sea el origen de esta festividad, en la actualidad se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad y una de las mejores propuestas culturales y de ocio que existen. Así que te animamos a que este 20 de enero salgas a la calle a pasar un rato divertido con tus familiares y amigos.
¡Ah! Y si necesitas recuperar energías, nada mejor que pasarse por Sansse, un bar que se encuentra pleno centro de Donosti junto a la Playa de la Kontxa. Además, tiene terraza y está situado en una calle peatonal, por lo que podrás disfrutar de sus excelentes cócteles y propuesta gastronómica con absoluta tranquilidad.