El coco en la gastronomía
El coco es un alimento muy conocido. Sin embargo, más allá de los postres sus aplicaciones gastronómicas en occidente son bastante limitadas. No faltan nunca en las ferias, pero realmente no le hemos sacado todo el partido que se merece.
¿Una fruta exótica?
Los cocos son tan habituales en los mercados que a veces no nos damos cuenta que en realidad es una fruta exótica. Lo que ocurre es que se conserva durante mucho tiempo, por lo que puede distribuirse sin problemas por los 5 continentes.
El “cerdo vegetal”
En algunos países tropicales, el coco es el pilar de la gastronomía. Marco Polo lo llamó la nuez del faraón. Aunque otros lo han calificado como “cerdo vegetal”, en el sentido de que se aprovecha todo.
El agua de coco es nutritiva, deliciosa y refrescante. Su carne es comestible y a partir de ella se obtiene aceite de coco, jabón y otros productos cosméticos. Su cáscara se utiliza como vajilla o elementos de adorno. Y las raíces para elaborar cestos y bastones.
Usos en la cocina
La leche de coco y la pulpa son dos elementos indispensables en la repostería occidental. No obstante, en el mundo oriental forma la base de distintos guisos. En Sri Lanka es tan habitual como el perejil en nuestra cocina. Una de las recetas más tradicionales es el Pariboo, formada por lentejas, cúrcuma, curry, gambas y leche de coco.
Y también es muy importante en Centroamérica. El pescado escalfado en leche de coco es un manjar exótico y delicioso. Pero a su vez sencillo de preparar. Y en Honduras es muy conocida la receta de tortuga en coco.
Propiedades nutricionales
El coco tiene increíbles propiedades nutricionales. Es rico en minerales como el fósforo, magnesio o el hierro. Así como vitaminas del grupo B, C y E. Posee proteínas y un elevado aporte de fibra.
El agua de coco, además de refrescante, es una bebida isotónica natural con propiedades antibacterianas. Por lo que ayuda a mantener a raya las infecciones y permite que nuestro organismo esté mejor protegido.
Se puede fabricar harina de coco, con la gran ventaja de que no tiene gluten. Por lo que se trata de un alimento perfecto para personas celíacas. Solo tiene un inconveniente. Es bastante graso y cada 100 gramos aportan unas 350 calorías. Por lo tanto, debes consumirlo con moderación.
No obstante, aunque la mayor parte de estas grasas son saturadas, la presencia del ácido láurico provoca que este alimento sea muy recomendable para bajar los índices de colesterol.