Cantharellus lutescens: las angulas del monte
Con un característico color amarillento y forma de estilizada trompeta, las cantharellus lutescens son en la actualidad una joya de nuestra gastronomía. Su sabor es muy especial, por lo que han recibido el sobrenombre de angulas del monte. ¿Crees que les hace justicia? En la entrada de hoy lo descubriremos. Ya que vamos a hablar de las propiedades de estas setas y el mejor restaurante donde puedes degustarlas de una forma única y original.
Características de las cantharellus lutescens
Los ejemplares son muy pequeños, con pies que van de los 2 a los 6 centímetros y sombreros de tamaño similar. Con un hueco en el medio y contorno ondulado e irregular. Su color es amarillo marrón o rojizo. A veces hasta anaranjado. Aunque a medida que desciende hasta su base adquiere tonalidades más blanquecinas. El olor se caracteriza por ser muy agradable. Y su carne fibrosa y elástica combina a la perfección con distintas recetas. Destacando tanto como ingrediente principal o acompañamiento de tus platos.
¿Dónde crecen?
Estos hongos crecen en zonas húmedas, especialmente en los bosques de coníferas. Y aunque se pueden encontrar por grupos, se mimetizan a la perfección con la vegetación, por lo que localizar las angulas del monte puede convertirse en todo un reto. Son de pequeñas dimensiones, casi parecen florecillas acampanadas a simple vista. Y suelen aparecer en la cara norte de la montaña, siempre asociadas al musgo, las altas hierbas y el agua.
¿Cuándo se recogen?
Las angulas del monte tienen un periodo de recolección bastante amplio. Las primeras fases se llevan a cabo a finales del verano en las zonas más húmedas y frías de nuestra geografía. Aunque la temporada en sí arranca desde comienzos del otoño hasta bien entrado el invierno. A pesar de su apariencia, este hongo es bastante resistente. Por lo que soportan las heladas y están disponibles incluso en el mes de febrero. Especialmente en zonas bajas y protegidas de suelos calizos o calcáreos.
Las angulas del monte en la cocina
Las angulas del monte son muy apreciadas en la cocina. Ya que, además de su increíble sabor y afrutado aroma, son fáciles de conservar. Encajan a la perfección en todo tipo de preparaciones y recetas, desde carnes, pescados, arroces, postres, licores y conservas. Soportan a la perfección la deshidratación al ser pequeñas y huecas. Por lo que estarán disponibles durante todo el año.
Y además, no es necesario rehidratarlas. Simplemente añádelas al guiso y listo. O bien muélelas para usarlas como una harina aromática y saborizar cualquier plato. Las posibilidades son infinitas. Y como apenas engordan, puedes incluirlas sin problemas en cualquier dieta equilibrada o de adelgazamiento.
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